Clarín (Argentina).– China perdió la paciencia con los manifestantes de Hong Kong. Este martes condenó firmemente el saqueo del Parlamento local, ocurrido el lunes, y dio su apoyo a la investigación penal decidida por las autoridades de la ex colonia británica contra “los autores de violencia”.

 

“Esos actos graves e ilegales pisotean el estado de derecho en Hong Kong, comprometen el orden social en Hong Kong y socavan los intereses fundamentales de Hong Kong”, declaró en un comunicado un portavoz del Buró de Hong Kong y Macao del Consejo de Estado de la República Popular China, máximo organismo del Poder Ejecutivo. “Expresamos nuestra enérgica condena”, agregó el texto publicado en la web oficial.

 

Más aún: el gobierno de Beijing sostuvo que la protesta superó “la línea roja”, al causar el temido “golpe a su imagen de centro financiero internacional”.

 

Así lo afirmó el diario chino Global Times, con un duro editorial lanzado mientras aún estaban en curso las operaciones de desalojo de los manifestantes del Parlamento.

 

El Ministerio de Relaciones Exteriores chino también acusó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de interferir en los asuntos de Hong Kong, por haber defendido a los manifestantes que querían, dijo, “la democracia”, aunque “algunos gobiernos no la quieren”.

 

Para el portavoz Geng Shuang, los dichos de Trump representaron “una clara interferencia de Estados Unidos en los asuntos de Hong Kong y los asuntos internos de China, para deplorar enérgicamente”.

 

Las protestas que fueron creciendo en intensidad en las últimas semanas en Hong Kong son un desafío para el presidente Xi Jinping, superior al “movimiento de los paraguas”, una serie de movilizaciones que paralizaron durante varios días a la ex colonia británica en 2014.

 

La manifestación del lunes se produjo el día en que se celebraba el vigésimo segundo aniversario del traspaso de la soberanía de Hong Kong a China por el Reino Unido, y en ella participaron, según los organizadores, unas 550.000 personas.

 

Esta fue la última de varias manifestaciones realizadas en las últimas semanas para exigir la retirada del polémico proyecto de ley de extradición, que facilitaría la entrega de sospechosos a otras jurisdicciones, entre ellas a la China continental.

 

Al mismo tiempo, reclaman la dimisión de la jefa del Ejecutivo local y principal impulsora del proyecto, Carrie Lam, y la liberación de los detenidos en anteriores protestas.

 

Este lunes por la noche, manifestantes radicales entraron a la fuerza en el hemiciclo del Consejo Legislativo (LegCo), desplegaron la bandera de la época colonial británica, arrancaron retratos de los dirigentes de Hong Kong y con golpes de palos y piedras causaron destrozos. La policía recuperó el control del local poco después de medianoche.

 

La sede del Parlamento permanecerá cerrado al menos las próximas dos semanas por los “graves daños” causados a sus instalaciones, aseguró ayer el presidente de la institución, Andrew Leung. En la práctica eso significa que los parlamentarios no se reunirán de nuevo hasta después del verano, ya que a mediados de julio concluye el período de sesiones.

 

El presidente del Legislativo afirmó que la instalación eléctrica y el sistema contra incendios de la Cámara han resultado dañados y que su reparación llevará tiempo. Y señaló que no existen lugares alternativos para que puedan reunirse los legisladores.

 

Los equipos de limpieza municipales trabajaban este martes en la limpieza de los destrozos ocasionados alrededor de la sede parlamentaria y el cercano Parque Tamar. Montones de paraguas, cascos, carteles, restos de barricadas, piedras, vallas o los grandes tubos de hierro empleados como ariete por los manifestantes para derribar las puertas de cristal blindado de la institución, se encontraban diseminados por las calles de la zona.