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Publicado el Lunes, 30 de Diciembre del 2019

Más de un siglo de vida

Cantó y encantó con su torta de 105 años, don Manuel.

 Nació el 29 de diciembre de 1914 y se muestra lleno de vida y alegría. Se trata de Manuel Jesús Ugaz Gonzales, quien ayer apagó sus velitas del número 105.

El roble de la familia se muestra contento y muy consciente de quienes están a su alrededor, que lo acompañaron en esta fecha, aseguró que aún falta mucho por vivir.

Don Manuelito, como cariñosamente lo llaman sus familiares, goza de buena salud y lucidez, recuerda todo y está al tanto de todo, incluido el panorama a nivel nacional con las autoridades.

La Industria llegó ayer a su casa ubicada en la calle Los Laureles, urbanización Francisco Bolognesi en el distrito de José Leonardo Ortiz, donde se le encontró desayunando con sus familiares para luego asistir a una misa de salud.

Tuvo cuatro hijos, pero por circunstancias de la vida, solo viven dos, se trata de Jorge y Gustavo; quienes junto a su padre explicaron que el secreto para vivir tantos años puede ser el estricto horario de sus actividades.

El cumpleañero tenga o no tenga sueño, va a su cama cuando el reloj marca las 9:00 p.m. y debe levantarse a las 5:30 a.m., empezando el día rezando el Santo Rosario. Esta rutina se cumple pase lo que pase, tan igual que su alimentación y por supuesto sin dejar de lado la lectura. De joven consumió todo tipo de pescado, precisamente por vivir en Pimentel.

Gusta de leer los periódicos todos los días y la Biblia. Ha leído la santa escritura varias veces y se conoce cada versículo, prueba de ello es que tiene varias biblias en toda la casa.

Para prevenir cualquier anomalía en su organismo, acude a sus citas médicas y cumple todo lo que el médico le indica, como el consumo de sus pastillas y vitaminas. Pero aquí viene otra aclaración, don Manuelito conoce el nombre de cada pastilla y la hora en que debe tomar, no necesita de nadie, incluso solo se aplica las gotas a los ojos que le recetaron.

Este carismático abuelito es natural de Santa Cruz, pero vino desde muy niño a Chiclayo, logró estudiar en el centenario colegio San José, convertirse en un contador y enamorarse de una pimenteleña, logrando formar su familia con cuatro hijos, luego llegaron los ocho nietos y seis bisnietos.

Trabajó en la Caja de Depósito (hoy Banco de la Nación) y en la empresa azucarera de Tumán.

No pudo faltar un suculento almuerzo, para luego cantar el cumpleaños feliz, apagar las velitas y partir la torta, rodeado de todos sus familiares, quienes piden a Dios, mucho años más de vida para gozar de su lucidez y anécdotas.

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