Cultura
Publicado el Jueves, 30 de Julio del 2020

El descubrimiento de América fue una excepcional gesta

La reina Isabel la Católica.
Se reúnen las actas de un congreso centrado en el papel de Isabel la Católica en el descubrimiento y evangelización de América
 
El descubrimiento de América fue una gesta extraordinaria y sin precedentes, por mucho que se intente poner en primer plano solo sus sombras y desmanes, que, naturalmente, como en toda empresa humana y más de estas colosales características, los hubo. Una visión negativa que estos momentos se está recrudeciendo con el derribo violento de estatuas de personajes hispanos, que tiene su epicentro en Estados Unidos, pero que incomprensiblemente apoyan ciertos sectores en nuestro país. En este contexto, resulta especialmente oportuna la coincidencia de que ahora se publique Isabel la Católica y la evangelización de América, que recoge las actas del simposio internacional celebrado en Valladolid en 2018 centrado en la figura de la reina Isabel la Católica (1451-1504) y su impulso misionero y cultural en el nuevo continente.
 
Una pléyade de destacados historiadores e investigadores aborda con rigor distintos aspectos que pulverizan interesados tópicos que llegan incluso a acusaciones de genocidio. Pero, como con acierto se señala en este volumen, en América hubo un descubrimiento mutuo. Así «surge la posibilidad de un encuentro que se hizo posible gracias a la evangelización y también al mestizaje, aportación genuina de la colonización española que afirma, siguiendo las pautas establecidas por la reina Isabel en su testamento y codicilio, la dignidad y ciudadanía de los moradores de aquellas tierras».
 
Familiaridad
 
En este sentido, elocuente es la reiterada instrucción dada por los Reyes Católicos a los colonizadores de que han de hacer todo lo posible por convertir a los indígenas, pero siempre deben ser «bien y amorosamente tratados, sin causarles la menor molestia, de modo que se tenga con ellos mucho trato y familiaridad». O lo que recuerda Bartolomé de las Casas: «Su Alteza no cesaba de encargar que se tratara a los indios con dulzura y se emplearan todos los medios para hacerlos felices».
 
Imposible dar aquí cuenta de la riqueza de enfoques de los numerosos trabajos incluidos. La obra se abre con un estudio de Isabel como mujer, más allá de su condición de soberana, destacando su inclinación al conocimiento y al mundo de los libros y de las artes. Asimismo, entre otras cuestiones, se plantea el papel que desempeñaron las órdenes reformadas, contribuyendo la monarca «a la reforma de los eclesiásticos en el siglo XV y comienzos del XVI»; la creación del Patronato Regio; el cardenal Cisneros y la continuidad en la evangelización tras la muerte de Isabel; la causa de la beatificación y canonización de la reina; los concilios y sínodos; los predicadores y misioneros, y las mujeres de diversos tipos -damas nobles, aventureras, monjas...- que participaron en la hazaña americana.
 
 

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